SOBRE NOSOTROS

HISTORIA

Imprimir
Correo Electrónico

Los primeros judíos en la República Dominicana llegaron como resultado de una política española del siglo XVI de enviar judeoconverso (judíos convertidos al cristianismo como resultado de la inquisición) a la ciudad de Santo Domingo. De hecho, algunos historiadores creen que, durante el período colonial, casi la mayoría de las personas que vivían en Santo Domingo eran conversos.

Cuando La Española, la isla en la que se encuentra la República Dominicana, se dividió entre España al este y Francia al oeste, la mayoría de los judíos se asentaron en el lado español, lo que luego se convirtió en la República Dominicana. Entre 1781 y 1785, varios judíos llegaron a Santo Domingo desde la isla holandesa de San Eustaquio, otros llegaron de Curazao, St. Thomas y Jamaica durante la ocupación francesa. La mayoría de estos inmigrantes mantuvieron su ciudadanía extranjera como ciudadanos holandeses, británicos o daneses.

Aunque no se estableció ninguna comunidad organizada durante el período de ocupación haitiana (1822 a 1844), los judíos de Santo Domingo prosperaron y vivieron en las ciudades de Santo Domingo, Puerto Plata, Monte Cristi, La Vega y San Pedro de Macorís. La mayoría trabajaba como exportadores de tabaco, madera y joyería. Los judíos fueron recibidos calurosamente por la población local y considerados patrióticos y productivos. Los hijos de la mayoría de estos inmigrantes finalmente se asimilaron casi por completo a la población local y sus descendientes se encontraban entre las figuras más destacadas de la historia de la República Dominicana, incluido el presidente Francisco Henríquez y Carvajal.

Surgió una política de inmigración abierta por parte de la República Dominicana a favor de la inmigración de los judíos, que hizo que su población judía aumentara constantemente durante los años anteriores y durante la Segunda Guerra Mundial. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial había 40 judíos en la República Dominicana y, en 1947, un total de 705 judíos habían llegado a la República Dominicana. Aunque el proyecto tenía como objetivo promover el desarrollo agrícola, pocos de los inmigrantes judíos se inclinaban por la agricultura. De hecho, de los 373 judíos que vivían en Sosúa en julio de 1947, sólo 166 se dedicaban a la agricultura. El resto trabajó como empresarios y artesanos. El número de judíos conocidos en la República Dominicana alcanzó un máximo de mil, pero comenzó a decrecer en los años de la posguerra, debido a la emigración.

Hubo dificultades burocráticas en las naciones de donde provenían los judíos, tanto los países de origen, como aquellos que debían servir de puntos de tránsito, anudaron con la lentitud con la que las instituciones encargadas de realizar el proyecto lo implementaran por completo. Entre 1940 y 1942, debido a causa de la guerra no continuaron llegando más judíos; menos de 500 personas lograron establecerse en el país. Después de la guerra llegaron algunas familias procedentes de Shangai, adonde varios miles de judíos habían quedado retenidos durante el conflicto bélico. En 1947, un total de 705 personas habían pasado por Sosúa, en la región al Norte del país en la que en aquel entonces presidente, Sr. Rafael Leonidas Trujillo vendió 22,230 tareas de tierra para ese fin.

Sin embargo, paralelamente con lo anterior, cabe señalar que entre 1939 y 1942 la República Dominicana expidió algo más de 5,000 visas a judíos con lo que, aunque éstos nunca llegaron a sus tierras, les ayudó a sus beneficiarios a escapar del Holocausto.

La comunidad judía dominicana actual es bastante pequeña y concentrada, resultado de décadas de emigración y asimilación. A pesar de estas tendencias, los judíos en la República Dominicana pueden practicar su religión libre y abiertamente.